Cuando llega el momento de cambiar el uso de una habitación a menudo pensamos en tirarlo y comprar muebles nuevos. Si nos tomamos un tiempo de reflexión puede encontremos entre nuestras pertenencias la mayoría de cosas que necesitamos para el cambio. Os voy a presentar un dormitorio en el que, yo diría, que sólo hemos comprado la cama. Todo lo demás ya estaba en nuestras vidas sólo teníamos que concederles un espacio.
Teníamos un escritorio, tipo secretaire, una mecedora retapizada y una antigua máquina de coser de la familia.
El la mecedora se retiró el tapizado, que ocultaba la decoración del cabezal, se pintó toda la estructura de blanco, eliminando las marcas de las grapas, y se volvió a tapizar dejando a la vista la balaustrada del respaldo.
El escritorio se pintó de blando, se cambió la escribanía, cambiamos los tiradores y añadimos una pequeña decoración dorada a su alrededor.
De la máquina de coser utilizamos el pie de hierro, añadimos dorado a las letras de la marca y se fabricó un sobre de madera tipo bandeja.
¡Habitación amueblada!
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